A lo largo de semanas que se han convertido en meses, he leído, mirado, viajado y regresado a la lectura hasta lograr identificarme con todos estos personajes creadores, los de ayer y los de hoy, y con sus obras maravillosas, advirtiendo de alguna manera que todo esto tiene que ver con lo que somos hoy: depositarios de sus convicciones, de sus ideas, de las que se va alimentando la cultura, y en particular de ese ímpetu por cuestionar y embellecer la vida. Nuestro mundo crece ante los hechos y ante las imágenes del arte, confirmando una vez más que la historia y el arte nutren.
Este libro es en sí un homenaje al arte y a los artistas de todos los tiempos.
El género conocido como Naturaleza Muerta abarca diferentes categorías de acuerdo con los elementos que lo integran y al tipo de espacio en que éstos se representan. Por lo general corresponde a espacios interiores. Es por esto que se le conoce de diferentes maneras como: bodegón, cuadros de comedor, de cocina, floreros, de objetos de tocador o de escritorio, de elementos de la caza y de un sinnúmero de componentes que en conjunto representarán lo inanimado, ya sean de origen natural o producidos por el hombre.
A veces silenciosa y sencilla, otras exuberante y sensual, siempre cercana a la vida y al espacio íntimo ha brindado al arte un amplio horizonte, haciendo patente que cualquier motivo puede llegar a tener una dimensión poética ante la mirada. Ella nos revela que tanto en la sobriedad como en la abundancia se puede materializar la plenitud.
Algunos artistas se han consagrado a ella; otros, aunque encaminados a otros géneros, no han podido resistir sus encantos y con gusto pleno han ahondado en sus objetos, en sus espacios, descubriendo en la voz íntima de cada uno de sus elementos.
La naturaleza muerta encierra el lenguaje más universal; su atractivo ha acompañado a la humanidad. Generaciones enteras se han inspirado en silencio en ellas, y hasta le han compuesto versos. Su voz artística no tiene ni admite fronteras, no distingue razas ni credos, no limita edades ni sexo. No exige erudición, su sentido y estética nos conmueven y cautivan a todos por igual: una flor es flor en todo el mundo, y en todos los idiomas su hermosura y sus formas tienen sentido. Así este género, que luchó en su momento por ser reconocido, es por así decirlo un medio que en expresión y sentimiento nos une como humanidad. A ello atribuyo que siga vivo aunque aparentemente hable de lo inerte o de lo aparentemente muerto.
El libro presenta a los artistas de todos los tiempos desde la cultura china, egipcia, griega y romana, la teotihuacana, obras de la Edad Media, el Renacimiento, el Barroco, el impresionismo, el arte contemporáneo lo mismo mexicanos como europeos.
ISBN 9-786077 714347