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ÍNDICE:
"Maestros Mexicanos frente a Maestros Europeos"

picasso

Referencias de
Picasso en México

vangogh

Van Gogh
Atl, O’Higgins

chagall
Marc Chagall
Rodolfo Morales

rodin
Javier Marin
Auguste Rodin

magritte
René Magritte
Alfredo Castañeda

modigliani
Amadeo Modigliani
Hermenegildo Bustos

degas
Costumbrismo
Edgar Degas
Ernesto Icaza

cezanne
FICHA TÉCNICA:
Edición bilingüe: Español e inglés
Autor: Lupina Lara Elizondo
Prólogo: Ricardo Pérez Escamilla
Editorial: Promoción de Arte Mexicano
Primera Edición: México, 2011
Patrocinado por : Quálitas, Compañía de Seguros
cezanne velasco
PAUL CÉZANNE
Bañistas frente a una tienda.
1883-1885.
JOSÉ MARÍA VELASCO
Valle de México desde el Tepeyac. 1908.
cezanne
PAUL CÉZANNE
El mar en L´estque. 1876.
velasco
JOSÉ MARÍA VELASCO
Cañada Metlac. 1897.
Paul Cézanne - José María Velasco

Edición de lujo en pasta dura, con 280 páginas.
y más de 130 reproducciones a color:

¿Por qué reunir a Velasco y a Cézanne si en realidad
nada tienen ellos en común en su pintura,
tan
solo los une una época y un tema?

adquiera-libro

Velasco, siempre reconocido y aclamado en su patria y aun por la crítica y las autoridades francesas, y Cézanne, el pintor más ultrajado por la crítica, pero a quien al final de su vida se le llegaría a reconocer como “el padre del arte moderno”.

Este libro muestra una manera audaz y novedosa de asomarse para apreciar el arte. Es una propuesta llamativa, la cual, a través de los contrastes muestra la riqueza que la obra de cada uno encierra, permitiendo un diálogo que no impone una posición ni una valoración entre las obras. Esta presentación de la Montagne Sainte-Victoire frente a nuestro Valle de México con su Popocatépetl e Iztaccíhuatl, permite distinguir la voz propia y sobre todo el temperamento vivo que ellos sostienen en su particular manera de representar el paisaje. Su pintura no se queda en la capa superficial que cada uno vemos; ésta va más allá, se entierra en las raíces geológicas de la naturaleza pero también en las raíces de sus anhelos y sentimientos, volviéndose cada una de sus pinceladas en palabra viva.

Nos encontramos frente a un interesante ensayo que permite al público adentrarse en la vida de estas dos grandes figuras del arte del siglo XIX, del entorno en que se desarrollaron, y conocer los atributos y valores de la obra. En las páginas de este libro podemos comprender con gran detalle y claridad cómo fueron y vivieron estos personajes, así como sus aspiraciones y motivaciones. Son por demás importantes las referencias históricas que se cuelan a través de las distintas narraciones, permitiéndonos construir en nuestra imaginación lo que sucedía en cada país, el cruce de caminos de la historia y de sus contemporáneos.

Como preámbulo, la autora presenta un instructivo recorrido sobre la historia del paisaje en el arte universal, el cual nos permite analizar la trayectoria y los valores que se han dado a este género, al que durante muchos años se consideró un arte secundario. Para escribir el prólogo en esta ocasión Lupina Lara ha invitado a la maestra investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM Laura González Matute, cuyo texto puntual y bien estructurado prepara al lector en las consideraciones del tema.

El encuentro de estos dos artistas contemporáneos entre sí y distantes en sus aspiraciones permite, como lo plantea su autora, un acercamiento más fino, ya que son las diferencias que resaltan a la vista las que magnifican los valores que cada una de sus obras encierra. Su postura, como la de todos los libros que integran esta serie “Maestros mexicanos frente a maestros europeos” (siendo éste el # 7) no tiene, como se menciona, ese interés valorativo ni dimensional, para ella es un simple ejercicio de apreciación que abre una ventana distinta para asomarse y disfrutar el arte.

La reproducción de la obra es extraordinaria. Se observa el gran cuidado que se ejerce desde la elección de las obras, así como en el complicado trabajo de selección del color y la impresión, y bajo un diseño audaz sabe enriquecer el contexto del libro agregando énfasis, armonía y ritmo al recorrido de la obra. El lenguaje ha sido cuidado al extremo, lo mismo sus citas y referencias, y cuenta con una excelente traducción al idioma inglés.

No nos queda otra cosa que extender una breve reseña de su contenido y recomendarla ampliamente como una obra de valor, amena y didáctica, pues quien recorra sus páginas disfrutará de amplias imágenes y de una información clara y entretenida con la que se enriquece nuestra visión del arte y de la historia.

El patrocinador de estos trabajos es la empresa Quálitas Compañía de Seguros, que se apega a un genuino interés de respaldar el Arte Mexicano y difundir y compartir la cultura. La edición es realizada al cien por ciento en nuestro país, dando muestra del profesionalismo y de la calidad de trabajo que existe en México. La edición es de 10,000 ejemplares, de 280 páginas en color, y estará a la venta a partir del mes de octubre en diferentes cadenas y librerías de todo el país.

RESEÑA

En un nuevo momento en la historia se reúnen Paul Cézanne y José María Velasco: Libertad y Tradición en el Paisaje.

Dos pintores contemporáneos entre sí, Paul Cézanne nacido en Aix-en-Provence, Francia, en 1839 y José María Velasco, originario de Temascalcingo, Estado de México, nacido en 1840. Tan solo un año aparta el tiempo en que vivieron estos dos personajes, a quienes unirá el gran anhelo que motivó sus vidas: pintar la naturaleza. La dimensión bajo la que cada cual logró cumplir este objetivo nos revela los alcances de su sensibilidad y su pasión por el paisaje. Ambos se involucraron en estudiar las entrañas y la superficie de la tierra en el campo de la geología y la biología, y, bajo un estilo personal, cada cual se afanó en disponer su mirada, su ingenio y su incansable virtud al servicio del arte. El punto de vista y los intereses que guiaron sus trabajos son muy diferentes, como diferentes somos los seres humanos, pero en ambos casos encontramos una convicción que se proyecta a fondo, con honestidad y entrega.

José María Velasco perdió a su padre a edad temprana, y al ganar un concurso de pintura entre los alumnos de la Academia obtuvo una pensión con la que logró sortear sus estudios y apoyar a su madre. Más tarde lograría sostenerse como uno de los maestros más sobresalientes de San Carlos, sustituyendo a su maestro el italiano Eugenio Landesio. Fue un alumno dedicado, con lo que la calidad de su obra llegó a superar a la de su maestro, llevando los valores de la pintura tradicional a uno de los niveles más altos de expresión. Esta posición privilegiada le valió para que en los foros de las Exposiciones Universales su obra compartiera espacio con las de los artistas más destacados de todo el mundo y para conquistar sobresalientes premios. El nombre de México se valoró no sólo por el tema de su paisaje sino por su calidad pictórica.

A diferencia de la vida de su contemporáneo francés, la de José María Velasco transitó con el viento a su favor; fue reconocido, aclamado y querido por los mandatarios de su país, la crítica y sus alumnos. En un escenario en el que su país buscaba su identidad política, rompió con la tradición de importar temas europeos para la pintura, insertando nuestra identidad a través de sus paisajes, elevando al mismo tiempo este género a un lugar preponderante. Su calidad pictórica se mantuvo acotada dentro de los valores meramente académicos: se debía enaltecer temas agradables de la realidad; aplicar un dibujo escrupuloso basado en las proporciones anatómicas, predominando éste sobre el color, que debía mostrar un acabado pulido hasta el más fino detalle; debía estar basado en la perspectiva renacentista que resultara en composiciones equilibradas, además de que la obra debía ser realizada en el taller. Todos esos atributos fueron aplicados por Velasco menos el último, ya que se dio el gusto de preparar sus primeros apuntes y en ocasiones cuadros completos al aire libre.

Cézanne, considerado el gran revolucionario del arte del siglo XIX, partiendo del Impresionismo encontró su camino más allá de los fenómenos de la luz que le enseñara su gran maestro Camille Pissarro, para ir en pos de la representación de un espacio que puede experimentarse, en el que se puede transitar no sólo con la mirada sino en ubicación, ya que alcanza a definir los diferentes planos que lo integran. De igual manera, sus objetos tienen un volumen que no es sólo visual sino que nos ofrece la sensación de poderlos palpar, sintiendo su forma y su peso. La elección de este camino le acarreó en primer lugar el enfrentamiento con su padre, ir en contra de la oposición de su padre, quien habría preferido que fuese banquero igual que él, además del desafío de sus propias luchas internas, así como la misma batalla que debía librar cada día en la tela. Pero esos no fueron sus únicos enfrentamientos, los más fuertes se manifestaron en el ámbito académico, ante la férrea oposición de los valores imperantes, pues su postura renovadora suscita severos ataques por parte de la crítica. En otro ámbito, vivió la incomprensión y hasta cierto punto la burla de su mejor amigo de la infancia, Émile Zola, cuando éste publica su novela La obra, que reseña la vida de un pintor fracasado, lo que provoca su inminente distanciamiento.

Finalmente una nueva generación de pintores, entre ellos Gauguin, alcanzó a reconocer el horizonte que su pintura proponía; a él siguieron otros artistas como Signac y Seurat, y más tarde los creadores del arte moderno como Picasso y Matisse recurrirán a su trabajo en busca de nuevos planteamientos. El malagueño abrió camino al cubismo con Les Demoiselles d’Avignon, inspirado en el cuadro Cuatro bañistas, de Cézanne, a quien siempre reconoció como una de sus más importantes fuentes de inspiración.

En sus últimos años el nombre de Cézanne logró ser reconocido. Su pintura conquistaba la capital francesa, lo mismo que las principales ciudades de Europa, celebrando su contundente triunfo, pero él no había vivido para conquistar los aplausos sino para triunfar en cada lienzo y en cada pincelada. Velasco vivió hasta 1912, muere seis años después que Cézanne, quien murió en 1906. Al año siguiente de su muerte se organizó una gran exposición retrospectiva que tuvo un gran impacto. ©2013

 
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